miércoles, 30 de abril de 2008

Annabel Lee: el último poema de Poe

En cierta ocasión que Juan Ramón Jiménez estaba impartiendo una clase de literatura en su exilio puertorriqueño, alguien le preguntó quiénes eran los mayores poetas norteamericanos del siglo XIX. El poeta de Moguer contestó sin vacilar: "Poe, Emily Dickinson y Walt Whitman". Pues sí. Resultaba que el poeta de dolorosa existencia y creador del moderno relato de terror era también uno de los mayores líricos de Norteamérica. No voy a resumir aquí su vida por ser suficientemente conocida: sus problemas con el padrastro, su alcoholismo y afición al láudano, su brillante oratoria, su magnetismo personal y su triste muerte abandonado de todos en un hospital de Baltimore han sido suficientemente estudiados.



Sí hay dos aspectos que me interesan de Poe: el primero es su sabia combinación de racionalismo e intuición. En efecto, es extraño que un poeta visionario y maestro de la estética irracional como Poe tuviese la necesaria clarividencia para analizar con realismo el proceso de gestación de un poema. The Philosophy of Composition es una obra capital de la crítica literaria de todos los tiempos: explica en ella con todo lujo de detalles cómo concibió y escribió The Raven, y cómo permaneció atento a los efectos rítmicos, compositivos y sugestivos del texto poético.

Otro aspecto que me interesa del maestro de Boston es su fértil descendencia literaria: más allá de Baudelaire y sus célebres traducciones, hallamos testimonio de su presencia en los simbolistas franceses (Rimbaud, Verlaine, Lautréamont, Mallarmé...), pero también en Wilde, Wells, Stevenson, Arthur Machen... Por ceñirnos solo a nuestro ámbito hispánico, podemos recordar la huella que dejó en Baroja, Blasco Ibáñez, José Asunción Silva, Rubén Darío, Horacio Quiroga o Borges. La traducción que de sus cuentos llevó a cabo Cortázar es ejemplar en su género.

Efecto nocturno, William Degouve de Nuncques (1896)



Uno de los poemas de Poe que más intensamente me han cautivado desde siempre es precisamente el último que escribió: Annabel Lee. Leámoslo primero y veamos después qué podemos decir de él:


It was many and many a year ago,
In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
By the name of Annabel Lee;
And this maiden she lived with no other thought
Than to love and be loved by me.

I was a child and she was a child,
In this kingdom by the sea;
But we loved with a love that was more than love-
I and my Annabel Lee;
With a love that the winged seraphs of heaven
Coveted her and me.

And this was the reason that, long ago,
In this kingdom by the sea,
A wind blew out of a cloud, chilling
My beautiful Annabel Lee;
So that her highborn kinsman came
And bore her away from me,
To shut her up in a sepulchre
In this kingdom by the sea.

The angels, not half so happy in heaven,
Went envying her and me-
Yes!- that was the reason (as all men know,
In this kingdom by the sea)
That the wind came out of the cloud by night,
Chilling and killing my Annabel Lee.

But our love it was stronger by far than the love
Of those who were older than we-
Of many far wiser than we-
And neither the angels in heaven above,
Nor the demons down under the sea,
Can ever dissever my soul from the soul
Of the beautiful Annabel Lee.

For the moon never beams without bringing me dreams
Of the beautiful Annabel Lee;
And the stars never rise but I feel the bright eyes
Of the beautiful Annabel Lee;
And so, all the night-tide, I lie down by the side
Of my darling- my darling- my life and my bride,
In the sepulchre there by the sea,
In her tomb by the sounding sea.

Ruinas junto al mar, Arnold Böcklin (1880)


En español tenemos la excelente versión de María Cóndor y Gustavo Falaquera (Poesía completa, Hiperión, Madrid, 2000):

Hace muchos, muchos años,
en un reino junto al mar,
vivía una doncella
cuyo nombre era Annabel Lee;
y vivía esta doncella sin otro pensamiento
que amarme y ser amada por mí.

Yo era un niño, una niña ella,
en ese reino junto al mar,
pero nos queríamos con un amor que era más que amor,
yo y mi Annabel Lee,
con un amor que los serafines del cielo
nos envidiaban a ella y a mí.

Tal fue esa la razón de que hace muchos años,
en ese reino junto al mar,
soplara de pronto un viento, helando
a mi hermosa Annabel Lee.
Sus deudos de alto linaje vinieron
y se la llevaron apartándola de mí,
para encerrarla en una tumba
en ese reino junto al mar.

Los ángeles, que no eran ni con mucho tan felices en el Cielo,
nos venían envidiando a ella y a mí…
Sí: tal fue la razón (como todos saben
en ese reino junto al mar)
de que soplara un viento nocturno
congelando y matando a mi Annabel Lee.

Pero nuestro amor era mucho más fuerte
que el amor de nuestros mayores,
de muchos que eran más sabios que nosotros,
y ni los ángeles arriba en el Cielo,
ni los demonios abajo en lo hondo del mar,
pudieron jamás separar mi alma
del alma de la hermosa Annabel Lee.

Pues la luna jamás brilla sin traerme sueños
de la bella Annabel Lee;
ni las estrellas se levantan sin que yo sienta los ojos luminosos
de la bella Annabel Lee.
Así, durante toda la marea de la noche, yazgo al lado
de mi adorada -mi querida- mi vida y mi prometida,
en su tumba junto al mar,
en su tumba que se eleva a las orillas del mar.

Pilgrim at the Gate of Idleness, Edward Burne-Jones (1893)


El poema fue publicado por vez primera el 9 de octubre de 1849, dos días después de la muerte de su autor, en el New York Daily Tribune. Su argumento es el siguiente: el narrador evoca su amor de juventud por Annabel Lee "en un reino junto al mar". Esta pasión provoca la envidia de serafines y demonios, que acaban con la vida de la doncella. Pero su presencia espectral llega a pervivir más allá de su muerte, haciéndose real al fin la fusión de las almas.

Annabel Lee está probablemente inspirada en Virginia Clemm, la desdichada esposa del poeta que había fallecido en enero de 1847. Su pérdida sumió en la desesperación a Poe. Él había declarado en varias ocasiones que "la muerte de una joven hermosa era el tema más poético del mundo", y esto es precisamente lo que encontramos en nuestro poema.


Amor de Abril, Arthur Hughes (1856)


El poeta se vale de amplios recursos literarios para crear la hipnótica musicalidad del poema. Veamos algunos de ellos. Tenemos aliteraciones

de /w/:

But our love it was stronger by far than the love
Of those who were older than we–
Of many far wiser than we-

y de nasales (/m/ y /n/):

It was many and many a year ago,
In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
By the name of Annabel Lee;
And this maiden she lived with no other thought
Than to love and be loved by me.

Hay abundancia también de anáforas, repeticiones, rimas internas (chilling and killing) y una cuidada selección léxica: el comienzo It was many and many a year ago recrea la ambientación fantasmagórica y remota de los cuentos de hadas, y términos como kingdom y maiden evocan un mundo onírico medieval. El fonema /i:/, que para Poe era el del misterio poético, está ampliamente representado: sea, Lee, me, we, beams... La métrica juega un papel esencial en la musicalidad del poema: tenemos una rica variedad de ritmos que sugieren con eficacia lo que los significantes evocan.

Bóreas, John William Waterhouse (1903)


Nos encontramos, en definitiva, ante uno de los textos que mejor ejemplifican la teoría de la creación poética en Poe y, sin duda, ante uno de los mejores poemas de la literatura norteamericana.

Para terminar, quiero señalar
aquí y aquí dos estupendas muestras del poema recitado en inglés; y también aquí la recreación musical que Radio Futura hizo hace algunos años del poema.

Absence makes the Heart Grow Fonder, John William Godward (1912)